martes, 16 de julio de 2013
miércoles, 3 de julio de 2013
De nombres y otras hierbas.
Un debate se tomó por momentos la cobertura mediática centralista de este país: El cambio de nombre a la Av. 11 de Septiembre en la comuna de Providencia, en la región Metropolitana.
¿Las razones del cambio? Son más bien obvias a la luz de los acontecimientos de nuestro país en 1973, con el pronunciamiento militar que dió paso al gobierno militar, en aquella fecha.
¿Por qué tanto alboroto por el cambio de nombre a una calle?
Pues bien, porque en primera instancia los concejales RN y UDI de aquella comuna no concurrieron a la votación, allí se generó esta cobertura "tan mediática". Aparecieron representantes de uno y otro bando comentando la "atrocidad" de tener una calle con ese nombre y el por qué de lo beneficios del cambio. Otros se horrorizaban por el cambio de nombre de una calle emblemática.
Lo cierto es que es un tema de sumo irrelevante, es decir, no genera ningún impacto en la solución de los problemas reales de los habitantes de la comuna de Providencia (más bien hace lo contrario, genera distracción e ineficiencia en la distribución del tiempo de una sesión del Concejo Municipal, tiempo que se podría asignar a la solución de los problemas atingentes de la ciudadanía)... Además, la irrelevancia de la medida y el efecto práctico se manifestará com la ausencia del uso del nuevo nombre. Es decir, la gente le seguirá llamando "Av. 11 de Septiembre" aunque ahora se llame "Nueva Providencia". No porque guste o no el nombre de la calle, sino por la "fuerza de la costumbre". Esto pasa con todas las calles o edificios u objetos que han sido conocidos con el mismo nombre a través de las décadas (de su historia), por lo que el cambio de nombre genera un efecto insignificante, en comparación con el uso cotidiano del nombre habitual de años.
Ejemplos hay varios:
(1) Av. Pajaritos en la comuna de Estación Central. Hace varios años se llama Av. Gladys Marín y... la gente la sigue llamando "Av. Pajaritos". Es cosa de hacer la prueba, tomar un taxi y decir al chofer: "Voy a la Av. Gladys Marín", el chofer arqueará sus cejas, lo mirará raro y le preguntará: "¿Qué? ¿Adonde queda eso?..."
(2) Avda. Cautín en Antofagasta, se pasó a llamar hace más de 10 años, Av. Antonio Rendic... ¿Resultado? Mucha gente le sigue diciendo Av. Cautín, no porque no aprecien a aquel doctor, sino que por la "fuerza de la costumbre".
(3) El Estadio Nacional en la comuna de Ñuñoa. El cambio de nombre fue a: Estadio Nacional "Julio Martinez", en un ataque de sentimentalismo, al acontecer la muerte de este gran y respetable periodista. ¿Resultado? Se sigue nombrando como "Estadio Nacional" y se omite el "Julio Martínez". No porque no se aprecie a "Julito Martínez" sino que por la "fuerza de la costumbre"
(4) Estadio Santa Laura. Actualmente se llama "Estadio Santa Laura Universidad SEK". ¿Cómo le dice la gente?... Adivinen... "Estadio Santa Laura" omitiendo olímpicamente el "Universidad SEK"... ¿Por qué? por la "fuerza de la costumbre"... y así suma y sigue... ejemplos hay muchos de distinta índole.
¿Alguno de estos cambios de nombre ha generado algún avance significativo en la calidad de vida de los habitantes de la comuna o cercanos al lugar?
Lo más probable y lógico es que no, ya que un cambio de nombre, aparte de resultar irrelevante, es inútil para la solución de problemas reales.
Lo anterior demuestra la calidad de algunos políticos de nuestra fauna política criolla.
La alcaldesa de Providencia, Josefa Errázuriz, está reafirmando, cada vez más, el apodo que muy bien le pusiera el ex-alcalde Labbé de: "Dueña de casa".
¿Las razones del cambio? Son más bien obvias a la luz de los acontecimientos de nuestro país en 1973, con el pronunciamiento militar que dió paso al gobierno militar, en aquella fecha.
¿Por qué tanto alboroto por el cambio de nombre a una calle?
Pues bien, porque en primera instancia los concejales RN y UDI de aquella comuna no concurrieron a la votación, allí se generó esta cobertura "tan mediática". Aparecieron representantes de uno y otro bando comentando la "atrocidad" de tener una calle con ese nombre y el por qué de lo beneficios del cambio. Otros se horrorizaban por el cambio de nombre de una calle emblemática.
Lo cierto es que es un tema de sumo irrelevante, es decir, no genera ningún impacto en la solución de los problemas reales de los habitantes de la comuna de Providencia (más bien hace lo contrario, genera distracción e ineficiencia en la distribución del tiempo de una sesión del Concejo Municipal, tiempo que se podría asignar a la solución de los problemas atingentes de la ciudadanía)... Además, la irrelevancia de la medida y el efecto práctico se manifestará com la ausencia del uso del nuevo nombre. Es decir, la gente le seguirá llamando "Av. 11 de Septiembre" aunque ahora se llame "Nueva Providencia". No porque guste o no el nombre de la calle, sino por la "fuerza de la costumbre". Esto pasa con todas las calles o edificios u objetos que han sido conocidos con el mismo nombre a través de las décadas (de su historia), por lo que el cambio de nombre genera un efecto insignificante, en comparación con el uso cotidiano del nombre habitual de años.
Ejemplos hay varios:
(1) Av. Pajaritos en la comuna de Estación Central. Hace varios años se llama Av. Gladys Marín y... la gente la sigue llamando "Av. Pajaritos". Es cosa de hacer la prueba, tomar un taxi y decir al chofer: "Voy a la Av. Gladys Marín", el chofer arqueará sus cejas, lo mirará raro y le preguntará: "¿Qué? ¿Adonde queda eso?..."
(2) Avda. Cautín en Antofagasta, se pasó a llamar hace más de 10 años, Av. Antonio Rendic... ¿Resultado? Mucha gente le sigue diciendo Av. Cautín, no porque no aprecien a aquel doctor, sino que por la "fuerza de la costumbre".
(3) El Estadio Nacional en la comuna de Ñuñoa. El cambio de nombre fue a: Estadio Nacional "Julio Martinez", en un ataque de sentimentalismo, al acontecer la muerte de este gran y respetable periodista. ¿Resultado? Se sigue nombrando como "Estadio Nacional" y se omite el "Julio Martínez". No porque no se aprecie a "Julito Martínez" sino que por la "fuerza de la costumbre"
(4) Estadio Santa Laura. Actualmente se llama "Estadio Santa Laura Universidad SEK". ¿Cómo le dice la gente?... Adivinen... "Estadio Santa Laura" omitiendo olímpicamente el "Universidad SEK"... ¿Por qué? por la "fuerza de la costumbre"... y así suma y sigue... ejemplos hay muchos de distinta índole.
¿Alguno de estos cambios de nombre ha generado algún avance significativo en la calidad de vida de los habitantes de la comuna o cercanos al lugar?
Lo más probable y lógico es que no, ya que un cambio de nombre, aparte de resultar irrelevante, es inútil para la solución de problemas reales.
Lo anterior demuestra la calidad de algunos políticos de nuestra fauna política criolla.
La alcaldesa de Providencia, Josefa Errázuriz, está reafirmando, cada vez más, el apodo que muy bien le pusiera el ex-alcalde Labbé de: "Dueña de casa".
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