miércoles, 20 de junio de 2012

Los números no mienten... pero omiten.


En el momento en el cual empieza nuevamente la discusión sobre la fijación del salario mínimo. Ad portas de la votación para aprobar/rechazar un salario mínimo de $191.000, surge el debate nuevamente de cuánto sería un salario mínimo acorde a la situación del país y acorde a los trabajadores que perciben este salario.

Se estima que aproximadamente el 11% de la fuerza laboral total del país percibe un salario igual o menor al salario mínimo, es decir, unas 730.000 personas. La encuesta Casen del año 2009 indica que el 75% de estos trabajadores ejerce como obrero en industrias del sector privado o se desempeñan en servicios domésticos.

En una entrevista concedida a radio Universidad de Chile por el economista Joseph Ramos, indica que “el sueldo mínimo se concentra en personas de baja calificación productiva o de escasa experiencia. En el último caso me refiero a gente joven que ingresa al mercado del trabajo y que al carecer de experiencia tiene baja productividad. También, el salario mínimo tiende a presentarse en actividades como la agricultura, donde los requerimientos por mano de obra calificada son relativamente bajos”.

Según Andrés Zahler[1]: “El 10% de los chilenos tiene ingresos promedio que superan los de Noruega, mientras que los ingresos del 10% más pobre son similares a los de los habitantes Costa de Marfil. La gran mayoría tiene, en promedio, menos ingresos que los angoleños. Pese a que el PIB de Chile superó los 200.000 millones de dólares el año pasado, los niveles de desigualdad demuestran que no basta con el crecimiento para alcanzar el desarrollo.”

Y esa última frase es vital: "No basta el crecimiento para alcanzar el desarrollo". Es importante crecer y preocuparse por realizar lo mejor posible esa tarea, pero a la vez, existe una segunda tarea pendiente: la distribución de la riqueza que se genera.

Tal como exponen en sus múltiples conferencias tanto Franco Parisi[2] como Antonino Parisi[3] "el comunismo es experto en repartir pobreza. En cambio, el neoliberalismo es experto en la creación de riqueza, y no saber repartirla" (o no querer repartirla, nunca se sabe).

La cosa es simple, según el FMI, Chile en el año 2011 exhibe un PIB per cápita (PPP[4]) de US$16.172 (algo así como $8.086.000 anuales por persona o, $673.833 mensuales por persona) Un cálculo simple indica que en un hogar “promedio” compuesto por 4 personas, el ingreso debiera estar cerca de $24.258.000 al año, es decir, $2.021.000 mensuales. Acá es donde uno se da cuenta que algo no anda muy bien… O los números mienten… o están omitiendo información descaradamente. Así como vamos, Chile debiera superar los US$20.000 de PIB per cápita hacia el año 2016.

Si dejamos esa palabra tan sesgada de lado, “promedio” y, se desagrega la información por deciles, obtenemos un panorama bastante diferente que deja al descubierto la omisión premeditada que oculta una cifra enmascarada en un promedio.

El ingreso mensual per cápita por hogar se muestra en la figura[5] a continuación:



Es evidente la gran diferencia que existe entre deciles. El decil más pobre sobrevive (sí, sobrevive) en promedio con poco más de $15 mil pesos al mes por persona que compone el hogar (es decir, un hogar de 4 personas en promedio tendría $60 mil pesos mensualmente para pagar los gastos que implica vivir).
  • Aún más, se tiene que el 70% de la población cuenta con menos de $200 mil pesos mensuales por persona
  • El 90% de la población cuenta con menos de $400 mil por persona mensualmente para cubrir sus necesidades e intereses..
  • El 10% de la población con mayores ingresos a nivel nacional cuenta con casi $1.2 millones por persona, para los mismos fines. Es decir, 77 veces más ingreso per cápita que el decil más pobre.
Otros datos relevantes:
  • Los deciles de menores ingresos tienden a concentrarse en zonas rurales (en el primer decil casi el 25% de los hogares pertenecen a zonas rurales).
  • La escolaridad promedio de las personas que componen el primer decil es menor a nueve años (enseñanza básica completa). En cambio, las personas pertenecientes al 20% de la población con mayores ingresos poseen sobre los 12 años de escolaridad (enseñanza media completa y enseñanza superior completa o incompleta)
  • También se puede decir que los deciles más pobres tienden a tener más niños menores de 4 años, más mujeres y más discapacitados.
¿Está mal que los ricos sean ricos y los pobres sean pobres? ¿Es justo, injusto? ¿Es eso lo que se critica? Pues no. Es totalmente lógico que existan diferencias entre las personas. Las hay más o menos productivas, más o menos hábiles, más o menos inteligentes (intelectual y emocionalmente). Por tanto es natural que existan diferencias de salarios entre los trabajadores, ya sea por su productividad, oficio, profesión, nivel de estudios, campo laboral, poder de negociación, entre otros.

El punto es la extremadamente desigual distribución de la riqueza generada. ¿Cómo se determina cuan productivo es un trabajador?, ¿cómo se determinan los salarios acordes?, ¿quiénes ganan un 70% de la riqueza generada y quiénes ganan el 30%? ¿Por qué un 70-30? ¿Por qué no 60 y 40? ¿Quién lo determina? ¿Por qué los bancos, las isapres, las AFP, el retail y tantos otros sectores tienen exorbitantes utilidades y, a la vez, muchas veces sus empleados ganan un porcentaje mínimo, en conjunto, de esas utilidades? ¿El mercado lo dicta así? ¿Hay que colocar un mínimo de distribución de utilidades entre los trabajadores que han aportado su experiencia, habilidades y esfuerzo a generar esas ganancias?

Quizás no existan respuestas concretas. Es la misma sociedad a través de sus grupos de representación políticos y sociales, los llamados a determinar la metodología de ajuste de salarios óptima que refleje el real aporte de todos y cada uno de las personas empleadas en los diferentes ámbitos productivos a nivel país… Y, claro… una desigualdad de esa magnitud (puede ser justa o no) no es precisamente un caldo de cultivo o un círculo virtuoso que genere buenos elementos o condiciones óptimas a futuro para el desarrollo social y económico… es más bien una crónica de una crisis social anunciada. (dos dedos de frente).


[1] Economista, entrevista concedida a radio Universidad de Chile en Septiembre de 2011.
[2] Franco Parisi F. PhD. Rector IEDE, Director Escuela de Postgrado Universidad Andrés Bello
[3] Antonino Parisi F. PhD. Decano Facultad de Administración y Negocios - Decano Facultad de Ingeniería Universidad de las Américas.
[4] Purchase Parity Power (Paridad del Poder de Compra)
[5] Datos CASEN 2009